martes, 6 de junio de 2017

Comrades Marathon 2017 Up-Run

"There really is something about the immense discipline, the meticulous planning and the incredibly strong focus, persistent determination...and just crazy perseverance that goes into pursuing running the Comrades." - Comrades Marathon Champion Caroline Wostmann

Allá por 2016

Cuando terminé Comrades en 2016, la carrera extrema fue tachada de mi lista. Pero... el marketing de este evento histórico es tan bueno, que hábilmente supieron engancharme para una nueva edición.

Quien no corre Comrades en ambos sentidos, no puede considerarse un verdadero Camarada. Es lo que dicen.

Y para darle marco a tremenda afirmación, quienes son finishers por primera vez y van por su segundo año consecutivo, tienen una pechera con dos franjas rojas a los costados que los identifica. Son los que buscan su "back-to-back"! Y además, de lograrlo, se llevan una tercera medalla como prueba de semejante logro.



Todo planificado entonces. Voy a hacer un viaje relámpago, saliendo de Buenos Aires el miércoles anterior a la prueba, corriendo el domingo 4 de junio, y volviendo el lunes.

La gran duda es que habiendo llegado con 9 minutos de gracia en el recorrido "down", para el "up" tendría que largar con un estado físico bastante superior.

El año pasado me molestaron mucho los tendones, y en los últimos 3 meses antes de la competencia había sumado 456 km.

Este año, llego mucho mejor. Todo lo que he venido perfeccionando la técnica, zapatillas, plantillas, unos kilos menos, masajes, la lectura del libro "Fast after 50", y la pisca necesaria de suerte, han contribuido a ello.

Los últimos 3 meses he sumado 752 km. Gran diferencia respecto al año pasado.

Hasta aquí, lo que hubiese sido una crónica "normal".

Edición 2017

Pero en esta carrera me va a ocurrir algo nuevo, nunca vivido en todos estos años de running.

Esta edición de Comrades, me va a derrotar.



Como he escrito antes, llego a Durban muy confiado. He sumado 65% más kilómetros que el año pasado. No tengo lesiones que me preocupen. Estoy más rápido. Todo hace pensar que será una nueva victoria.

Sin embargo, no sólo me quedaré sin la medalla de finisher, tampoco tendré la de back-to-back y perderé mi medalla virtual de no haber sido nunca DNF desde octubre de 1991 cuando empecé a participar en carreras.

4 de junio de 2017, Comrades Marathon up-run marcaría ese punto de inflexión.

La Previa

Llego el jueves por la mañana a Durban según lo previsto. Me alojo en el Hotel Royal, muy cerca de la largada y de la Expo en donde es la acreditación.

En el aeropuerto me encuentro con Javier, el creador del foro elkilometro.com que tanto usamos los corredores hasta la aparición de facebook y viralización de redes sociales.

Viene con otros 4 argentinos, algunos de los cuales conozco de ese foro justamente, como Migue.

El viernes me acredito. Todo perfecto y bien organizado. Muy poca espera para los corredores internacionales, que tienen un proceso diferente al de los 19.000 atletas sudafricanos que participan.

El sábado coordino con Paco, amigo de España que vive en Johannesburgo por trabajo y va a participar por primera vez en la carrera. Nos encontramos en la expo. Está con su familia y dos compañeros de trabajo.



En estos días, y como siempre, el jet-lag no me permite dormir en los horarios que corresponde. Me duermo a las diez de la noche y a las doce me despierto como después de una siesta, y no logro conciliar el sueño hasta las cuatro de la mañana. Hay 5 horas de diferencia con Buenos Aires, y mi reloj biológico es muy conservador.

Es un problema, pero siempre me ha pasado, así que no se le puede achacar la responsabilidad de lo que ocurrirá el domingo. La noche anterior a la carrera logro dormir una hora.

Domingo 4 de junio

A las 03:45 me levanto. Tomo un té en la habitación, Total Magnesiano Sport y me preparo para la gran aventura.

Salgo a las 04:40 y camino los siete minutos hasta la largada. Habíamos quedado en encontrarnos con Paco bien adelante del corral G, desde donde ambos partíamos, pero cuando llego ya había mucha gente y no logro avanzar hasta adelante. Lamentablemente no pudimos salir juntos. Me pregunto si haber corrido con él hubiese cambiado algo mi carrera...

20.000 personas en esa línea de partida. Himno de Sudáfrica, música de Vangelis que hace asomar algunas lágrimas a mi alrededor, el canto del gallo y finalmente el estruendo del disparo que marca el comienzo de la prueba. Son las 05:30 am.

Esta vez tardo cuatro minutos y medio en pasar por la línea de partida, y mi Forerunner 235 marca 150 metros.

No le presto importancia. Vengo muy bien físicamente, y con la experiencia del año pasado, sé que recuperaré este tiempo perdido.

La estrategia de alimentación es igual a la que usé en la maratón de Uruguay, que corrí hace unas semanas y me sentí tan bien durante los 42 kilómetros.

Comienzo a un paso bien regulado, y con excelentes sensaciones por tener la suerte y la oportunidad de estar en medio de semejante evento.

Los primeros 30 kilómetros se supone que son los más duros, ya que es todo en subida. Es necesario controlar bien el ritmo para no quemarse en lo que venga después.

En realidad, por el análisis del perfil que hice el año pasado, veo que la tendencia de subida es importante hasta el kilómetro 37.

Completo los primeros 10 kilómetros en 1 hora 14 minutos.

Esto significa 8,1 km/h y 7 minutos 24 segundos por kilómetro.

Mi plan esta vez consiste en intentar hacer una carrera sub-11. O sea, terminar en menos de 11 horas. Para ello, cada kilómetro debe hacerse en promedio, a 7 minutos 20 segundos.

Realmente vengo muy bien. Comiendo y tomando según lo planificado y sintiéndome excelente.

Paso por el primer corte horario a las 2 horas 10 minutos. 30 minutos de margen.

Llego al kilómetro 20 en 2 horas 27 minutos. O sea, 7 minutos 21 segundos por kilómetro.

Todo marcha perfecto. En esta parte he mejorado un poco el promedio y ya estoy en el plan.

Vengo corriendo por delante del bus sub-11. Recordemos que en esta carrera, los pacers que marcan el paso llevando una bandera con el tiempo estimado de finalización, toman el nombre de bus. Muchos corredores buscan correr con estos referentes y se forma una verdadera masa colectiva que avanza al ritmo del experimentado pacer.

Normalmente quienes asumen tal compromiso son corredores que llevan green number. O sea que han finalizado la prueba en más de 10 ocasiones.

Estoy usando el servicio de Complete Marathons, igual que el año pasado. Se dejan tres bolsas con lo que uno desee antes de salir, y tienen puestos en los kilómetros 22, 44 y 66 en donde uno recupera cada bolsa.

Es una buena alternativa para no cargar todo a la salida.

Dejo en cada bolsa la comida planificada para esa etapa. Al kilómetro 20 ya había consumido lo llevado desde la largada:

30 pretzels
100 g de almendras
1 pacoquita
50 g de turrón blando de nuez
1 waffle de miel

Salvo el turrón, el resto bien probado en carreras anteriores.

Respecto al líquido, tomo un trago (boca llena) de agua y de energizante cada 2 km.

Llega el kilómetro 22 y el puesto de Complete Marathons no aparece. Me digo que probablemente lo pasé sin advertirlo, y pienso en el plan alternativo. Hay puestos de hidratación cada dos kilómetros. Dan agua y bebida energizante en sachets. En algunos también dan fruta: bananas y naranjas. Con lo cual, debo estar atento al puesto de los 44 km, para recuperar mi comida, y hasta ese momento consumir lo que brinda la organización.

Sin embargo, al kilómetro 26 veo a la gente de Complete Marathons, y vuelvo a cargar los mismos víveres que llevaba al salir. Esto me alegra, ya que retomo el plan de alimentación según lo estipulado.

Así llego al kilómetro 30, en 3 horas 45 minutos. Extiendo el margen a 45 minutos!



El corte final es absolutamente estricto a las 12 horas.

Sigo con el bus sub-11, aunque el promedio subió a 7 minutos 30 segundos y la velocidad promedio es ahora 8 km/h.

Empiezo a sentir un malestar estomacal.

Pasan los minutos y siento mucho calor. Transpiro bastante y el malestar estomacal va en aumento.

Ya no le puedo seguir el ritmo al bus.

Dejo que se adelante y no me preocupo demasiado porque el margen que llevo es grande.

La descompostura es cada vez más importante. Ya no puedo comer y muy poco tomar.

Al kilómetro 36 debo parar y mi estómago devuelve en cuatro veces lo que ya no podía procesar. Casi todo líquido.

Llego al kilómetro 40 en 5 horas 8 minutos. 7,8 k/h.

Ya se fueron las chances del sub-11. Ahora me enfoco en hacer cada kilómetro en menos de 8 minutos, que es lo necesario para ser finisher.

Pero me siento cada vez peor.

Paso por el tercer corte a las 5 horas 30 minutos. 40 minutos de margen.

Llego al kilómetro 50 en 6 horas 38 minutos. 7,6 k/h.

Pese a que paso el tercer cut-off time con 40 minutos de margen, la tendencia es totalmente negativa.

No poder comer, y casi no beber, hizo que a la descompostura se le sumara la falta de combustible a los músculos indispensable para avanzar.

Empiezan a aparecer los Rescue buses. Son vans que van recogiendo a los corredores que abandonan por el camino. Pasan llenos. Siento mucho calor y el cuerpo no me responde. Pero no voy a abandonar.

Llego al kilómetro 56,7 (cuarta barrera horaria) en 7 horas 40 minutos. El corte es a las 08:10 y llevo 30 minutos de margen.

Siguen pasando los Rescue buses. No voy a abandonar. Intento correr y ahora es el hígado el que no me lo permite. Doy tres pasos y comienza a doler. Si continúo corriendo, los dolores son cada vez más agudos. Camino. Al cabo de unos minutos intento correr de nuevo. Sigue doliendo mucho. Camino.

El próximo corte es en el kilómetro 66,7 a las 09:30 hs y tengo una hora cincuenta minutos para lograrlo.

Es aquí donde acepto que ya no llegaré a ese corte a tiempo. Me es imposible terminar los kilómetros en menos de 8 minutos.

Cuando intento correr, el hígado no me lo permite. Sólo puedo caminar, y el ritmo es cada vez más lento.

La descompostura me descompensó completamente. Los músculos se quedaron sin energía y el hígado me impide correr. El dolor es muy agudo al intentarlo.

Así es como tardo dos horas siete minutos hasta el kilómetro 66,7 y quedo fuera de competencia.

Sin dudas, estas dos horas son las peores dos horas de toda mi historia de running.

Claramente no me voy a subir a un bus de rescate. Caminar es un suplicio, pero no está en riesgo mi salud y no voy a abandonar.

Pienso en que estoy dando lo máximo de mí. Incluso intento correr a veces y ya sea el hígado o un calambre en las piernas, me detienen. No me desespero, pero siento una bronca inmensa.

Mi primer DNF.

Camino y veo pasar a muchos corredores que tampoco llegarán a tiempo. Varios con green number, lo cual me llama la atención.

Lo di todo, pero hubo algo fuera de mi control que me frenó.

¿Qué fue? ¿El calor, sumado a algo que no dejó digerir bien lo que venía consumiendo? ¿Por qué me dolió el hígado? Voy a estar analizando estas causas y seguramente optimizaré para las próximas aventuras estos puntos. Consultaré nutricionista seguramente.

Ya tenía la peor parte de la carrera hecha, y con un buen margen. Sólo 20 kilómetros para llegar y no pudo ser. Mastico la bronca. Me digo nunca más hago esto. Este es el punto final. Me voy a dedicar a hacer 10 k de ahora en adelante. Tanto sacrificio, en todo sentido, para terminar derrotado así.

Llegó la hora del corte y yo a tres kilómetros todavía del puesto.

Tardo 52 minutos en llegar y oficialmente quedo fuera de la carrera. Desde aquí nos llevan a los cientos de corredores detenidos, al lugar de la llegada.



En ese momento me doy cuenta de la importancia de este DNF.

Haber quedado afuera en esta primera ocasión me hace comprender la importancia de todo lo que hasta ahora hice.

Este DNF engrandece todas las victorias anteriores porque me percato del valor de haber podido ser finisher en todas y en cada una de esas aventuras anteriores.

Un valor que no se percibe cabalmente hasta que ocurre algo como esto. Siempre sentí que una de mis medallas más preciadas era no haber sido DNF nunca. Pero estar viviendo esto ahora le da una trascendencia a lo anterior, que claramente no tenía.

Siempre se dice que uno valora las cosas cuando las pierde. Yo ya valoraba mucho todas mis experiencias como finisher. Pero era una valoración insuficiente.

Para mí, la gran enseñanza de esta experiencia fue engrandecer lo que hasta ahora he hecho en este fascinante hobby que me sigue llenando de pasión.

Y Comrades Up-Run 2019, tomaré revancha y te venceré...


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